¿Sentimientos vs. espíritu?

Una de las grandes preguntas que me hago últimamente es si ser guiado por el espíritu deja necesariamente de lado a los sentimientos. Si uno se guía por sus sentimientos, ¿deja de escuchar la voz de Dios?

Los sentimientos van y vienen. Son volátiles, cambian, mutan, maduran y hasta tienen giros de 180º a veces. ¿Es conveniente dejarnos guiar por ellos? ¿Es conveniente actuar de acuerdo a un impulso que probablemente cambie con el tiempo?
A su vez, es necesario considerar que muchas veces los sentimientos son nuestro motor a un buen obrar, a una buena acción, a un buen gesto. ¿Cuál es ese límite por el cual nuestros sentimientos interfieren erróneamente en nuestra percepción de las cosas?


Por otro lado, la razón muchas veces nos aleja de la fe. Pensar, meditar y dar muchas vueltas sobre las cosas hace que lo simple se vuelva complejodebilita nuestra fe. Ya no estamos 100% seguros de tirarnos al vacío sabiendo que abajo hay un Papá que nos espera y que no va a dejar que nada malo nos pase. Calcular absolutamente cada detalle de nuestras vidas e intentar medir sus consecuencias, le quita naturalidad a las cosas; hace que las cosas pierdan frescura. ¡El evangelio es locura! Es indispensable que nos abramos un poco a esa "linda locura".


Como siempre, trato de buscarle un sustento bíblico a mis pensamientos. Solo allí se encuentra LA verdad. Proverbios nos provee de claros ejemplos en los que reflexionar las cosas es sinónimo de prudencia:

19:2 No es bueno actuar sin pensar; la prisa es madre del error.

26:12 ¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él. 


10:8 El hombre sabio cumple una orden; el imprudente acaba en la ruina.



10:10 El engaño causa muchos problemas y la imprudencia lleva a la ruina.


Sin embargo, conociendo tan solo un poco a mi Dios, estoy convencidisima de que Él pone en nosotros tanto el QUERER como el HACER. Por ende, jamás dejaría que nuestros sentimientos vayan en una dirección contraria a Su voluntad. Eso sí, nuestros sentimientos se hacen UNO con Su voluntad siempre y cuando estemos abiertos a menguar a que Él crezca. 
Es bueno decirle a Dios qué hay en nuestro corazón; cuáles son nuestros anhelos, nuestros deseos y proyectos. Y aún esas cosas íntimas que quizás no nos animamos a verbalizar o que no entendemos de nosotros mismos, Él las sabe por ser nuestro creador.

Proverbios 19:21 dice: El hombre propone, y Dios dispone. 

¡Propongamosle a Dios! PERO siempre abiertos a que haya otra dirección para nuestras vidas de su parte.

Ahora bien, un interrogante sigue resonando en mi corazón: ¿cómo distingo mis sentimientos de la voz de Dios? Yo no quiero vivir condicionada por mi parecer, quiero realmente poder hacer y caminar como Él quiere que lo haga. Encontré mi respuesta en el siguiente proverbio: 


"La bendición de Dios es riqueza que viene libre de preocupaciones" (Pr. 10:22)

Tan simple como eso. :)

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