¿Autosuficientes?

Salmos 33.

¿Cuántas veces confiamos en nuestros propios recursos? ¿Cuántas veces nos apoyamos en nuestra propia sabiduría? ¿Cuántas veces descansamos en nuestras habilidades o fortalezas?

Sin embargo, llega ese día en que todo cambia. Donde te creías fuerte, sos débil. Donde creías que podías, ya no podés. Donde pensabas avanzar, retrocedés. Donde todo tendría que haber salido bien, sale mal. Donde tenías todo calculado, surje un imprevisto. 

La Palabra de Dios nos enseña que no somos autosuficientes. No podemos con todo. Las muletas en las que más confiadamente nos apoyamos, flaquean.

¿Qué mejor que depositar nuestra confianza, nuestra esperanza y nuestros deseos en Aquel que VELA por aquellos que le temen?

Si así lo hacemos, todo resulta para bien; todo sale de acuerdo a Su voluntad. Si así lo hacemos, nos abstenemos de la frustración de haber confiado en nuestros propios medios y que éstos nos fallen. Dios NUNCA lo hace.

Confiemos en su amor inagotable. 

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