Callar

Estas semanas están siendo muy reflexivas para mi. Pienso y pienso. Callo. Sigo pensando.

Por momentos envidio a los pájaros. Vuelan y viven despreocupados: hay un Creador que se ocupa de ellos. Luego me acuerdo de que ese mismo Creador nos dio a los humanos la capacidad de razonar y pensar... debe haber un propósito con esto también. 
Sigo pensando hasta que me encuentro hablando de ello. Finalmente, me descubro actuando en consecuencia.
¡Qué poderosos son los pensamientos! 

Pienso en el tiempo. Tema bastante recurrente en mis momentos de crisis. 
¿Qué hacemos con nuestro tiempo? ¿A dónde lo invertimos? 

Pienso en los vínculos. ¿Hay personas con las que realmente podemos ser nosotros sin sentirnos juzgados y atacados? ¿Sin que nos de vergüenza abrir el corazón? ¿Personas que tengan una mirada de gracia y de comprensión en vez de ataque y juicio? ¿Personas humildes?

Todos nos ponemos en los zapatos de todos, pero nadie está en los zapatos de nadie. 
Antes de opinar, fijémonos si realmente se nos está pidiendo opinión. Antes de omitir juicio (en silencio o con palabras), miremos nuestras propias miserias y démonos cuenta de que todos somos igual de pequeños. 

El tiempo se escurre entre los dedos. Vuela. Cada persona lo usa como puede y, los más afortunados, como eligen. 
La sociedad a veces juega un rol demasiado condicionante. Nos vemos en la presión de hacer que nuestro tiempo cotice en los estándares de vida esperados de acuerdo a la edad, al sexo, al estado civil... 
¿De que sirve seguir la agenda que se nos impone si estamos insatisfechos con nosotros mismos? Insatisfechos de quienes somos, del lugar a donde estamos y del lugar hacia el que caminamos. 
Tiempo. ¿A dónde invertís tu tiempo?

Las etapas de crisis y de transición son inevitables en la vida. El desafío está en decidir qué hacemos con ello. 
Mi vulnerabilidad hoy está a la puerta. Aún no llegué a la conclusión temporalmente liberadora. Sin embargo, decidí una vez más identificar mis pensamientos y emociones para que ellos no determinen mi manera de hablar y actuar. Decidí elegir con quién compartir mi esencia y con quién no. Decidí escuchar mucho y hablar menos. Decidí no gestar prejuicios mentales de nada ni nadie.

Cuando encuentre las respuestas a algunos de los interrogantes de este proceso, volveré a decidir redireccionar o afirmar mis pasos en base a la nueva enseñanza de vida y no en base a pensamientos y emociones volátiles. 
Es mejor callar cuando se está en crisis que hablar apresuradamente y con el corazón dolido. Las palabras que salen de esos momentos pueden lastimar a muchos corazones más.

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- proverbios de vida -

“El verdadero sabio emplea pocas palabras; la persona con entendimiento es serena”. 



“Precipitarse a responder antes de escuchar los hechos es a la vez necio y vergonzoso”. 



“A los necios no les interesa tener entendimiento; solo quieren expresar sus propias opiniones”. 



“La lengua puede traer vida o muerte; los que hablan mucho cosecharán las consecuencias”. 

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