Demostrar no es ser

Jesús dijo: "Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú estás en mí, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste". Juan 17:21

Me emociona ver cómo la iglesia evangélica ha progresado en este sentir de unidad. Es gratificante ver cómo los discursos cambiaron y hasta se crearon actividades para demostrar que la iglesia es una. 

DEMOSTRAR, sin embargo, no necesariamente es SER. A veces, la unidad "garpa", es "marketinera", "nos hace quedar cool". 

SER uno se ve en los mensajes diarios y en las reacciones a circunstancias inesperadas. SER uno se ve en las palabras y gestos que transmitimos. SER uno es alegrarse del crecimiento espiritual de la persona que tengo al lado, independientemente del edificio al que llama comunidad. SER uno es aceptar, amar y abrazar. SER uno es compartir sin esperar nada a cambio. SER uno es potenciar, elevar y ayudar al otro. SER uno es reconocerse débiles y tener un espíritu de aprendizaje. SER uno es no creer tener la verdad revelada, sino ser poseedor de una manera única y creativa de compartir LA verdad: Jesús. SER uno es dar de tu tiempo para el que lo necesite y no solamente para el que está en tu misma comunidad. SER uno es hacer cosas juntos, aunque no terminen posteándose en las redes sociales. SER uno es saber que Cristo es el único nombre que importa y el único nombre que debemos reflejar. SER uno es saber que existe una sola cultura y que es la del cielo. SER uno significa que importa más el crecimiento espiritual de las personas que la cantidad de gente que asista a un evento o a una comunidad. SER uno significa que la salud espiritual de las personas es más importante que su capacidad de hacer. SER uno es hablar en plural y apuntar todos los reflectores a Cristo.

Cuando verdaderamente SEAMOS uno, la sociedad creerá que Jesús es el salvador del mundo. 

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