¿Y si no?

¿Y si le pido a Dios que me sane y no sucede?
¿Y si le pido que me abra esa puerta y se cierra?
¿Y si le pido que cure a mi familiar o amigo y sigue igual?
¿Y si le pido que cuide y guarde mi vida y la de mis seres queridos y algo inesperado sucede?
¿Y si le pido que nunca me pase algo malo y pasa?
¿Y si le pido un nuevo trabajo y no llega?
¿Y si le pido un bebé y no aparece?
¿Y si le pido prosperidad y todo sigue igual?
¿Y si le pido unión y hay desunión?

Jesús, el hijo amado de Dios, aquel que dejó su trono celestial para tomar la forma de hombre, murió con la peor muerte que existía en aquella época: muerte de cruz. Fue castigado, escupido, injuriado y maltratado por horas. Sufrió un dolor físico durísimo y un dolor emocional intolerable. Quedó sin fuerzas. Sin aliento. 

Antes de que sucediera esto, sabiendo que pasaría, se apartó y oró a su Padre celestial diciendole: "Padre mío, si es posible, que pase de mi esta copa" (Mateo 26:39). 

Jesús, siendo 100% hombre y 100% Dios, le pide a Dios que, de ser posible, haga desaparecer esa situación que le causaría dolor, angustia, quebranto... esa situación que se haría interminable, que duraría horas, que era injusta...

¿Pensamos que Dios no oyó a su hijo amado cuando le pidió con el corazón roto que, de ser posible, haga que ese sufrimiento no fuese necesario? ¿Pensamos que Dios se apartó de Jesús en ese momento? ¿Pensamos que Dios le dio a su hijo esa situación como castigo?

¡Claro que no! El corazón del Padre debería estar quebrado al igual que el corazón de su hijo. Dios debería estar sufriendo tanto o más que lo que sufría su Jesús. Y aún así, Dios permite que el sufrimiento de su hijo se concrete.  

Durante esta situación, Dios no estaba girando la mirada. Dios no respondió a la oración de su hijo de la manera en que Su hijo deseaba porque pesaba más el propósito divino que había detrás de esa situación. Para Dios pesó más lo transcendental de la situación que el sufrimiento momentáneo de su hijo. 

Cuando parece que Dios no responde a nuestras oraciones como quisiéramos, cuando parece que Dios se aleja, cuando parece que Dios nos da más de lo que podemos sostener, acordémosnos de Jesús. Él, siendo inmaculado, sufrió para que hoy tengamos libre acceso a Dios. Si Él sufrió, si Él pudo aceptar la voluntad de Dios sobre su vida, ¿cuánto más nosotros deberíamos hacerlo?

Seamos mansos, humildes y obedientes como Jesús. Dios quiere nuestro bien siempre. Sin embargo, hay situaciones que nos exceden momentaneamente, pero podemos tener la seguridad de que solo Él ve el cuadro completo. El hoy es solo una pincelada. Dios ve la obra de arte entera y enmarcada. Dejate pintar por el que sabe. 

El propósito que hay detrás de esa oración que parece no ser contestada es mayor a tu dolor de hoy. Y te digo algo que quizás suene desesperanzador: probablemente no descubras ese propósito hasta dentro de años... o hasta que te encuentres cara a cara con Él. Pero saber que Jesús padeció por amor y confió en su Papá a pesar de todo, tiene que ser el ancla de nuestra fe. 

Yo quiero ser así también, Dios. Seguramente te pida que, si es tu voluntad, hagas pasar el sufrimiento de mi vida. Pero aun si no lo veo, sigo confiando en vos y sigo amandote con todo mi corazón. Aun cuando siento que mis fuerzas se debilitan cada día más, me apoyo en tu brazo que me sostiene. Aun cuando no entienda los por qué, los cómo y los para qué, mis ojos van a seguir fijos en tus ojos de amor. 
Vivir en esta tierra para mi significa disfrutar de cada detalle que me concedés. Significa extender tus palabras de amor y aliento a todo el que pueda. Significa sembrar toda la tierra que pisen mis pies, sabiendo que vos sos el que da el crecimiento. Significa alegrarme, hacer amigos, compartir... 
Pero también significa reconocerte en el dolor y en el quebranto. Significa que cuando siento que las paredes se encogen cada vez más y solo puedo escuchar mi respiración, comenzaré a oxigenar mis pulmones con la esperanza que viene del cielo. Significa reconocer tu compañía y tu abrazo cuando me quedo sola. Significa descubrirte cuando todo parece oscuro y sombrío. 
Porque aun allí estás vos. Aun allí nos ayuda tu mano. Y allí es donde nuestro corazón más fuerte comienza a reconocerte. Porque, de alguna manera, terminamos siendo solo vos y yo. Como en el principio, cuando tus ojos vieron mi embrión... vos y yo. 

Voy a rogarte que pases esa situación de mi vida...
...y si no... te voy a amar con todas mis fuerzas y te voy a reconocer como el Dios de mi vida para siempre. 


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