¿El dolor es una decisión?

Hay cosas en la vida que duelen.
Circunstancias que te generan una sensación de desolación, de vacío en el estómago.
Momentos en los que la angustia es tan fuerte que no se puede disimular.

Te sentís chiquito.
Te sentís acorralado.
Te sentís impotente.

Impotente.
Una de las sensaciones más desesperanzadoras.
Parece que no hay nada más que hacer.
Parece que no hay un ápice de tu control sobre eso.
No importa lo que hagas o lo que digas, "eso" no se modificará.

Situaciones que te generan dolor.
Angustia.
Enojo.
Desesperación.

Por lo general, son esas situaciones que no esperabas que sucedan... que no querías que sucedan... que luchaste fuerte para que no pasen... que pensás que no es justo que pasen...
Por lo general, son cosas que no podemos resolver nosotros... que si dependieran de nosotros, no sucederían asi.
A veces, son cosas que ni las generamos nosotros, pero que, por un motivo o por otro, nos afectan, nos tocan, nos llegan... esas sí que duelen.

Hoy vengo a romper con todas aquellas cosas que me hacen sentir así. Hoy decido pararme sobre la roca que es más alta que yo, Cristo. Hoy elijo proclamar palabras de bien, paz y seguridad sobre toda situación que me está aplastando emocionalmente... muy internamente. Sobre toda situación que solo Dios conoce. Vengo a decir que Él es más poderoso que cualquier cosa que me está angustiando. Jesús ya murió en esa cruz por el dolor que estoy sintiendo hoy y yo no tengo derecho a desmerecer esa obra que me libera. Quiero vivir una vida de victoria porque esa victoria ya me fue concedida. Elijo y decido mirar las circunstancias que me exceden como situaciones conocidas y permitidas por Dios. Situaciones que Él sabe que van a darse vuelta para mi bien. No lo veo, no lo siento, pero lo creo. Lo proclamo. Decido orar y proclamar bien sobre esas cosas más de lo que elijo hablar de ellas. En medio de la circunstancia que parece asfixiarme, elijo mirarlo a Él. Fijo mis ojos en Él y declaro que Él es mi pronto auxilio, mi refugio, mi torre más alta, mi camino a Casa...

"Condúceme a la roca que es más alta que yo. Porque tú has sido refugio para mí, torre fuerte frente al enemigo". Salmos 61:2-3

Dios es conmigo. Dios es con vos. Dios es con nosotros.
No desmerezcamos la victoria que ya está ganada en Él.
Aunque no lo veas, creelo y proclamalo.
La batalla ya está ganada.






*Inspirada por palabras de mi suegra, Andrea Grillo. Gracias.

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