Autora

Cuando uno lee algo que lo inquieta, positiva o negativamente, conocer al autor se hace indispensable.

No hay nada mejor que un tercero para describir con objetividad a otro. 
Confieso que yo no me llego a descubrir del todo a mi misma. Siempre hay algo nuevo que aprendo. Vivo conociéndome. Cosas que me gustan y cosas que no; cosas que disfruto más que otras; personas a las que admiro; lugares que me asombran; reacciones que no conocía... todo forma parte del misterio que es el ser humano.


Es verdad que el caminar y probar hacen de este conocimiento una continua travesía. Sin embargo, creo que la clave de tratar de encontrarme la encuentro en QUIÉN decido buscarme. Mi motor de vida está en el conocimiento cada vez más profundo de Aquel que me pensó, me ideó y finalmente me formó.
¿Quién mejor que el alfarero para conocer la vasija que moldeó? ¿Quién mejor que el albañil para conocer la casa que edificó? ¿Quién mejor que Dios, el creador de todas las cosas y en quién subsisten todas las cosas, para conocerme a mi y conocerte a vos como sus más anheladas creaciones?

En esta búsqueda de identidad que nos caracteriza como humanos, nada mejor que encontrarnos en quién nos contiene completos.

¿Cómo? En mi próximo post "Encontrarnos" intentaré materializar esta idea un poquito abstracta. Eso, si. Para leerlo se necesita poco razonamiento y algo de fe. ¿"Algo" de fe? Si. Tan solo con un poquito de fe de nuestra parte Dios se encarga de hacer el resto.

Entradas populares