Reflexiones

Hoy caminando por ahí (y estando sentada orando en una de las capillas más cercanas a mi trabajo), llegué a las siguientes reflexiones:

-No hay nada que pueda contener a Dios. Ninguna construcción es lo suficientemente grande; ningún humano es lo suficientemente justo; ninguna oración es lo suficientemente larga; ningún idioma es lo suficientemente amplio como para describirlo...

Sin embargo, ...

-...no hay lugar en el que Él esté más que en otro. No hay persona en la que Él habite más que en otra. Cuando Él está, se vacía por completo. "Él lo llena todo, en todos." No hace acepción de personas. No importa cuánto oremos o cuántas obras de caridad realicemos. Su habitación es puramente por GRACIA.

-Como nada lo puede contener, no tenemos la necesidad de entrar a determinado lugar y a determinada hora para encontrarlo. Él habita en nosotros. El Espíritu Santo es esa promesa cumplida. Somos su templo. No tenemos que concurrir a un determinado edificio para hallarlo. Está acá, ahora. 
Cuando salgo del edificio al cual llamamos templo, Jesús no se queda ahí. Jesús no queda contenido entre esas paredes y columnas frías, estáticas. Jesús viene conmigo. Está en mi. Está conmigo. 

-Jesús no es un Dios muerto. No es un trofeo. No es una estatua de cerámica. No es un crucifijo. No es una estampilla. No es una foto. ¡Jesús vive! ¡Jesús resucitó! Es un Dios activo, que nos necesita activos para compartirle. 

¡Qué hermoso! ¡Gracias Dios!

Entradas populares